LA LLEGADA DE LA AUTORIDAD
Andaisin es solo un charco de hielo y fluidos. Rolt y Reiner están bien muertos. Y Arkmina ha cumplido su promesa y se ha evaporado junto con sus criados. Solo queda rematar el trabajo.
Aun es necesario dar unas ultimas cuchilladas. Aparentemente, los médicos de la Reina supervivientes intentan eliminar las pruebas que pudieran indicar cuan extensa es su participación en la creación y difusión del Velo Carmesí. Eso incluye a los pacientes del ala de terminales, y todos los documentos comprometedores.
Los personajes actúan con celeridad acabando con todo rastro de oposición, y se concentran en rescatar cuantas vidas y evidencias les sean posibles. Tal y como les dijo la vampira, si desean dar con una cura para la plaga necesitan los documentos de Reiner para usarlos junto con las notas de Rolt y el diario de anotaciones de Arkmina.
Mientras se afanan con rapidez, el ruido de botas marchando acompasadas llama su atención. Cuando se asoman con precaución por una de las pocas ventanas del piso superior, ven como llega una nutrida patrulla de Doncellas Grises, comandadas por la propia Sabina Merrin. Enseguida empiezan a tomar posiciones en torno al edificio, pero antes de que lleguen a entrar, aparece súbitamente Hugin, a quien Gûnter había mandado a por refuerzos.
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Cuando los siervos de Farasma, comandados por el propio Lonegar Mantonegro, forman en la plaza, la tensión entre ambos bandos es casi palpable. Antes de que se desate un conflicto jurisdiccional que acabe en sangre, Cressida decide salir, junto a Gûnther, Rhorcin y Korag. Mientras, los demás evacuan a los enfermos que se pueden mover por la parte trasera, con la intención de trasladarlos al templo de Abadar.
Cuando queda claro que lo que ha ocurrido en el Hospicio es una aberración que debía cortarse de raíz, Sabina Merrin desiste de cualquier intención hostil, reconociendo la autoridad de los farasmitas en la cuestión. Pero dado que todo lo que atañe a los Médicos de la Reina es un asunto que afecta directamente al Trono Carmesí, exige estar presente en el registro del edificio. Lonegar consiente para evitar un choque diplomático.
Los personajes abandonan la escena entonces, en principio libres de toda culpa. Sin embargo, varios de ellos perciben como la Comandante de las Doncellas Grises toma buena nota de sus rostros. Hay algo oscuro, ominoso, en la acerada mirada de la guardaespaldas de Ileosa.
LA CURA
Había llegado el momento de empezar a trabajar sin dilación en una cura para el Velo Carmesí. Con la ayuda de Ishani, Humbra se pone manos a la obra, reuniendo y examinando al detalle todos los documentos adquiridos.
Para tener éxito, deben reunir cada pieza del puzle. Y una de las mas importantes es averiguar por que a los acolitos de Andaisin les obsesionaba la inmunidad de algunos varisios al Velo. Podría ser el talón de aquiles de la enfermedad.
Mientras los expertos se afanan en lidiar con los documentos, Drogodor trata de dar con cualquier pista entre los varisios de Korvosa. Es así como llega a sus oídos el nombre de Madre Susurro. Es una venerada matriarca entre los clanes nómadas que tienen campamentos semipermanentes en el Barrio de los Ladrones. Dar con ella no es sencillo, pero finalmente consigue ser llevado a su presencia... con un saco en la cabeza.
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La vieja adivina desvela a Drogo una vieja leyenda, el origen del Fago de Vorel, la mortal enfermedad de la que partieron los conjurados para crear el Velo Carmesí.
El fago de Vorel es una enfermedad extremadamente rara y solo se ha reportado en el sureste de Varisia. Esta horrible pestilencia es de origen mágico, el resultado de un intento fallido de alcanzar el lichdom. Hace siglos, el mago Vorel Foxglove fue interrumpido por su esposa Kasanda Miromia en las etapas finales de los rituales nigrománticos que necesitaba para convertirse en un liche. La reacción mágica consumió su cuerpo en cuestión de segundos, matando a Vorel y creando el fago de Vorel en el proceso.
La enfermedad también mató a Kasanda, a sus hijos y a todos los sirvientes de la mansión Foxglove, pero no se extendió más. Después de eso se han producido varios rebrotes del fago, siempre en las inmediaciones de esa misma zona del país, siempre entre población varisia. Y cada vez que uno de estos rebrotes ha cobrado fuerza, el pueblo varisio siempre ha sido capaz de sobrevivir y perdurar, pues en todas las familias y clanes siempre hay un puñado de familiares que resultaban ser inmunes a la plaga de turno.
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La tradición dice que dicha inmunidad viene de la propia Kasandra Miromia, la esposa de Vorel Foxglove, el progenitor del fago. Parece que Kasanda sigue cuidando a sus parientes desde la tumba, protegiéndoles de la desgracia causada por su marido demente. Como es esto posible, nadie lo sabe con certeza. En opinión de Madre Susurro, la misma esencia Vorel y Kasandra está ligada a la enfermedad, y ambos, marido y mujer, libran un conflicto eterno que solo acabará cuando la plaga desaparezca por completo, o consuma el mundo.
Desvelada la leyenda, Madre Susurro despide con frialdad, llamándole impuro, y dejando entrever que en algún momento conoció a su madre, de quien no parece guardar buena opinión. Frustrado, el varisio forcejea con los protectores de la matriarca, que sin embargo se lo llevan a la rastra mientras no para de proferir las peores blasfemias. Desde luego, costará volver a tener audiencia con la sabia señora.
Este pequeño fragmento de información, junto a todas las notas acumuladas, es cuanto Ishani y Humbra necesitan para trabajar en la cura. La naturaleza mágica de la misma, y de su origen, son su verdadero talón de aquiles. Y tras una noche de insomnio, alcanzan el éxito. Una verdadera solución.
Sin embargo deben ir mas allá. La producción sería lenta y costosa. Apelando a la capacidad antinatural para contagiarse del Fago de Vorel, y por tanto del Velo Carmesí, intentan apelar a la gracia de Kasandra para que la cura sea tan contagiosa como la plaga. Y de ese modo dan con la verdadera solución. Un bálsamo mágico que se contagia entre los infectados. El Contravelo.
Por desgracia, durante la frenética investigación, no encuentran entre los papeles ni una sola mención a Ileosa. Aparte de las palabras proferidas por Andaisin, no tienen ni una sola prueba real de que la reina estaba tras la creación de una enfermedad que habría arrasado con la gente mas humilde de Korvosa...
La ciudad se ha salvado... Por el momento |
COSECHA LO QUE SIEMBRAS
Con sus acciones, el grupo de personajes no solo ha eliminado una terrible amenaza y la sede de un culto maligno. Ha dado con una cura casi milagrosa contra el Velo Carmesí, que podría haber arrasado por completo la ciudad. Sumando todas sus hazañas, podrían haber salvado más de 3000 vidas. Lo cual, por supuesto, conlleva ciertas recompensas.
Amigos de la familia: como agradecimiento por haber salvado a su hija, Tayce Soldado organiza un festín popular en el Barrio de los Ladrones, donde la comunidad varisiana local celebra el hallazgo de la cura y las acciones heroicas de los miembros del variopinto grupo.
Cada personaje recibe modestos regalos (joyas, fulares borados, barajas de exquisita factura, ropa varisia de gran calidad, etc.) por valor de 250 po. Además siempre que se metan en líos, busquen problemas o intenten buscar información en el Barrio de los Ladrones, podrán recibir algo de ayuda de los vecinos a discreción del DM.
Buenos vecinos: docenas de familias reconocen a los personajes como miembros de apreciados familiares o vecinos. Debido a ello, cada uno de ellos obtiene el favor de un artesano habilidoso, un artista local, un respetado erudito o un notable de moderada influencia.
Dependiendo de lo que cada personaje elija, este favor se traduce en:
- Artesano o artista: un objeto que valga 1000 po o menos. Además, el PJ no necesitará buscar por la ciudad un artesano cuando desee adquirir o encargar objetos de ese tipo. El artesano sólo será capaz de fabricar objetos de un tipo muy concreto: armas y armaduras (incluyendo escudos), anillos, varitas, bastones, cetros, objetos maravillosos, pociones, venenos, pergaminos O tatuajes mágicos. También será necesario determinar la naturaleza de los poderes con los que el artesano encanta sus objetos: arcana o divina.
- Erudito: +5 por circunstancia a las próximas cinco tiradas de saber que intente el personaje, siempre que tenga tiempo y oportunidad de recurrir a la ayuda de su contacto.
- Notable: un lugar seguro y secreto para ocultarse con seguridad durante una noche, con la posibilidad de reabastecerse y curar sus heridas, seas cuales sean. Esto no incluye cualquier posible resurrección.
- Rango oficial: todos son promovidos de inmediato al rango de soldados de primera, y Rhorcin asciende a sargento primero. Reciben por tanto un uniforme con las insignias acordes. Sin embargo, no están obligados a llevarlo, ya que se consideran una escuadra especial de investigación bajo el mando directo de Cressida. Como todo cuerpo especial, necesitan un nombre y la mariscal les insta a elegir uno decoroso lo antes posible.
- Popularidad entre la soldadesca: debido al modo en el que se han ganado su nombramiento, los guardias regulares reconocerán y mostraran simpatía a los personajes. Dentro de los límites de la ley, harán lo posible por ayudarles en caso de necesidad.
- La armería: cada personaje recibe armas y/o armaduras mágicas por valor de 2500 po.
El discurso de la reina |
Transcripción del original, distribuida generosamente por toda la ciudad en panfletos:
Mis queridos Korvosanos.
Hoy vengo aquí para humillarme ante todos vosotros. Si,
habéis oído bien. Humillarme.
Sé que con ello provocaré un profundo placer entre muchos de
los asistentes. Los que pensaron que solo soy una joven diletante que se acostó
con un viejo rey. Los que consideraron que una simple mujer no merecía gobernar
esta ciudad. Los que me trataron como un mero trofeo de Eodred, y que nunca
supieron ver más allá.
Pues el trágico engaño que he sufrido será utilizado como
argumento para demostrar mi incapacidad para gobernar. La reina niña Ileosa,
que solo sirve para figurar en espejos y retratos, se ha dejado engañar.
Nunca, jamás, en la historia de esta ciudad, se ha sufrido
semejante concatenación de terribles infortunios, y todos sienten la tentación
de achacarme a mi toda culpa de ellos. Porque es lo mas fácil, es lo mas
sencillo.
Lo más fácil súbditos míos habría sido tomar mi parte del
botín cuando quedé viuda. Llenar mis arcas, fletar un barco y abandonar para
siempre una ciudad que nunca me ha querido. Una ciudad indómita, tan en guerra
consigo misma como con todas las potencias que nos rodean. Una ciudad violenta,
una ciudad corrupta.
Pero yo decidí quedarme, en contra de lo que se esperaba de
mí. Aun cuando sabía perfectamente a que me iba a enfrentar. A pesar de que
supe que todo el mundo consideraría mi insistencia por ocupar el Trono Carmesí
como una pataleta caprichosa de una niña malcriada que no sabe ver cuándo se ha
acabado la fiesta.
Me quedé porque por mis venas corre sangre real. Porque he
sido educada como una princesa de Cheliax, que sabe cual es su deber. Me quedé
para intentar que el sueño de mi esposo, de una Korvosa más fuerte y unida que
nunca, no se viera destruida por su atroz asesinato.
Y desde que tomé esa decisión, lo he dado todo, ¡¡¡Todo!!!
Por esta ciudad, y por la seguridad de sus habitantes. He tenido que tomar
decisiones terribles, de las que no me siento orgullosa, y muchas han sido las
veces que he sentido la tentación de rendirme y dejaros en manos de los
burócratas y los nobles que harían pedazos la ciudad antes de que un nuevo
sucesor se alzara en el trono.
Como viuda, tuve que sufrir el terrible dolor de verme
privada de mi venganza, cuando la asesina de mi esposo escapó del cadalso
gracias a un infame vigilante callejero. Mi esposo aun esperaba justicia cuando
la plaga calló sobre nosotros, una enfermedad, atroz, desconocida, que se
extendía como la pólvora en una ciudad desunida. Mis llamamientos a organizar
un frente común fueron por completo desoídos, tanto por nuestros notables como
por nuestros hombre santos. Nadie, NADIE, quiso colaborar con Ileosa. Y fue de
ese modo como vi condenados a todos mis súbditos.
Fue entonces cuando se presentaron ante mi.
Aprovechándose por completo de mi situación doliente, del
caos e inseguridad reinantes en la ciudad y de mi obvia desesperación, un
hombre, que parecía ser un respetado erudito de mi tierra natal, acudió a mi
ofreciéndome una solución. Y fui tan ingenua que quise creerle. La rabia me
carcome por dentro cuando recuerdo el gran alivio que sentí cuando una solución
tan oportuna se presentó espontáneamente. ¿Cómo podría haber adivinado que
aquel hombre vil y su camarilla eran los mismos que habían inoculado en nuestra
querida ciudad esa peste?
Les concedí privilegios y recursos, que ellos usaron para
convertir mis calles en un criadero de muerte. Pues ese es el único designio de
los siervos de Urgathoa. Su único afán era convertir Korvosa en una ofrenda
para su diosa, que cuando la enfermedad convirtiera en fruta madura,
cosecharían para ganar gloria.
Por suerte, Kovosa, la indómita Korvosa, no se compone solo
de un trono. No se compone solo de casas nobles y poderosos comerciantes. No la
hacen sus ejércitos, ni sus flotas, ni sus guardianes de la ley. Lo que hace a
nuestra ciudad especial es la capacidad inigualable de nuestros conciudadanos
de afrontar y superar cualquier adversidad. Lo que de verdad hace especial e
irreductible esta ciudad son sus gentes.
Y de entre las filas de los más humildes, los más
inesperados campeones surgieron, para salvar lo que la ceguera de la reina, mi
ceguera, no pudo salvar.
Hoy puedo decir que debemos todo a esos campeones
inesperados, creo que incluso para su propia sorpresa. Ellos cayeron como un
viento vengativo sobre aquellos que vinieron como los buitres vienen a la
carroña, pensando que Korvosa era una presa fácil. Pensando que podrían alimentarse
de la muerte a nuestra costa.
Estos hombres valientes, solos y casi sin ayuda, destrozaron
a los criminales más viles que han azotado esta ciudad, dejando al descubierto
un templo profano de una deidad proscrita en el proceso. Son para todos nosotros
un ejemplo a seguir, del cual me declaro la primera estudiante. Hay en toda
esta terrible trama una lección que aprender. Vosotros, héroes de Korvosa, me
habéis hecho ver la realidad.
En este mundo infame, no podemos permitirnos más disensión.
No hay más lugar para el desorden, no hay espacio para la ingenuidad o la
diplomacia. Demostraremos al mundo que seguimos siendo fuertes, que no somos un
cadáver pudriéndose al sol esperando la llegada de los cuervos. Nos alzaremos, más
fuertes que nunca, para cobrarnos cumplida venganza sobre aquellos que
quisieron poner fin al Trono Carmesí, y no consentiremos ni un minuto más
cualquier desorden que pueda debilitarnos ante las amenazas externas.
Declaro, desde ahora mismo, la Ley Marcial. Hasta que todos
los sospechosos de formar parte de esta trama sean atrapados, y todo rastro de
sedición sea erradicado, nos conduciremos sin miramientos con la misma furia
justiciera que inspiró a nuestros campeones. Los culpables de haber puesto en
peligro el nuevo orden serán perseguidos y castigados sin piedad.
¡No habrá misericordia, no habrá descanso, hasta que Korvosa
sea de nuevo una ciudad unida, fuerte e indestructible, una brillante gena de
Varisia que hará palidecer con su gloria hasta a la misma Cheliax!
FIN DEL CAPÍTULO DOS DE LA CAMPAÑA
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