viernes, 6 de octubre de 2023

La Maldición del Trono Carmesí - 2.4 - Los que Aman la Muerte

 UN FAVOR ENTRE VARISIOS

Tras haber compartido con Cressida los resultados de su hallazgo, los aventureros se despiden de ella. Ahora tienen una pista algo mas clara sobre quien o quienes podrían estar tras el Velo Carmesí. Una suma sacerdotisa de Urgathoa, experta en la creación y uso de enfermedades mortales. La Dama Andaisin.

Antes de que salgan de los cuarteles, una voz aguardentosa les llama después de chistarles. Sentado en un banco como si llevase horas esperando, no es otro que el ¿infame? Yayo Malaje.

Yayo Malaje, varisio renegado y jefecillo criminal de saldo

Como solo puede hacerlo un varisio, el anciano que pocos días antes lideraba una banda de matones mandados por Meliya Arkona para darles una lección ahora les mendiga su ayuda. Busca a un familiar querido que ha desaparecido, y la Guardia de Korvosa no esta dispuesta a prestar atención al asunto.

A pesar de las pegas de sus compañeros, Drogodor se interesa por la cuestión, con la mente puesta en los negocios y, sobretodo, en dotar el Final de la Anguila del personal necesario para reabrir. Comprar la lealtad del Yayo puede ser muy útil para sus planes empresariales.

El viejo Malaje les conduce hasta la mesa donde una joven varisia parece a punto de saltar sobre un funcionario que le da largas. Se trata de Deyanira, su sobrina, a la que ha prometido ayudar en la búsqueda de su hermano.

Deyanira, bailarina varisia de armas tomar

Enseguida resulta evidente el desprecio de la muchacha por su tío, al que trata con desdén. Este sin embargo aguanta todos sus desaires y desprecios, hasta convencerla de que los aventureros son su mejor opción para encontrar a Ruan, el sobrino desaparecido.

Resoplando, Deyanira da su brazo a torcer, y con una altanería que no tienen nada que ver con la zalamería mendicante de Malaje, les cuenta que su hermano, un virtuoso sin igual, lleva desaparecido desde que dio un bolo en una fiesta de alta sociedad en el Barrio Alto. Fue contratado por unos viejales ricachones que pretendían montar una fastuosa velada que les ayudase a olvidar que una terrible epidemia esta devorando la ciudad.

Ruan nunca volvió de esa actuación, y la mansión donde se supone que debía dar el recital esta cerrada a cal y canto como si estuviera abandonada. A pesar de que Deyanira llamó a las grandes puertas con insistencia, nadie acudió a abrir.

Al mencionar el nombre de los adinerados nobles, Rhorcin de repente se muestra interesado. Se trata de los Carowyn, unos vecinos de la Casa Jalento, adinerados y con influencia en el Consejo de Mercaderes. Al percibir una posible amenaza cerca de su hogar adoptivo, el elfo se pone del lado de Drogodor y finalmente el grupo se encamina hacia el barrio alto en busca de Ruan.

Se separa de ellos, circunspecto como siempre, Gûnter. Ha recibido su propia llamada. Su maestro le insta a reunirse de inmediato con él en el Gran Templo de Pharasma.


LA FIESTA MACABRA

Alcanzan sin problemas la Casa Jalento, donde son recibidos por un par de guardias que parecen bastante alerta. Por el camino han visto unas pocas mansiones marcadas con las aspas rojas de la plaga en sus puertas y contraventanas, cerradas con cadenas. Señal de que incluso las nobles familias del exclusivo barrio no están a salvo del Velo.

Los guardias confirman que la noche anterior hubo una fiesta, por los carruajes y las entradas y salidas. no captaron nada raro, el ruido habitual de las licenciosas veladas de unos viejos verdes como los Carowyn. Se han venido comportando desde el principio de la plaga como si esta no existiera, y habían llegado a criticar abiertamente a la Reina por su gestión de la epidemia, debido a su impacto en los negocios. Sin embargo es cierto que no recuerdan haber visto partir mas tarde a los carruajes.

Tras una breve charla con Harkon, que ahora entrena al joven Amin Jalento para que al menos sepa defenderse si se empeña en volver junto a su lavandera, Rhorcyn conduce a sus compañeros a un viejo agujero den la valla mediante el cual podrán colarse en la propiedad vecina.

Se internan en el lugar y no tardan en enzarzarse en un macabro combate con los caballos de los carruajes abandonados junto a las cuadras, que una mente perversa ha reanimado como no muertos después de asesinarlos quirúrgicamente con una afilada hoja.

Usado un conjuro de adivinación de sangre, Drogodor consigue averiguar que algo terrible ha sucedido en la casa. Los trazos sangrientos que su conjuro dibuja en una pared le revelan que un asesino implacable cazó y asesino uno por uno a cualquiera que intentó escapar de la mansión.

"Bienvenidos, unanse a la fiesta."

Totalmente prevenidos, entran en la casa. El espectáculo es dantesco. El lujoso hall principal esta manchado de sangre por todas partes. Y en las estancias aledañas, los cadáveres reanimados continúan danzando y llenando sus bocas marchitas de comida que no pueden masticar, como marionetas toscamente manejadas que prosiguen con una demencial fiesta.

Mientras exploran, la mente enferma detrás de tan horripilante pantomima da la cara, aprovechando la sorpresa, la invisibilidad y las sombras para atacarles a traición. Sus carcajadas chillonas y sus chistes soeces acosan a los aventureros mientras se abren paso entre los no-muertos, intentando dar caza a la demente torturadora. Varios virotes envenenados les hieren, pero finalmente consiguen acorralarla por medio de la magia y la fuerza bruta. Antes de que muera por sus heridas, la misteriosa atacante es reducida.

Se trata de una elfa escuchimizada, ataviada como un polichinela y muy, muy enferma. La infame homicida trastornada Jolistina Susperio.


AMOR ENFERMIZO

Todos quedan sorprendidos cuando la cautiva demuestra conocerles nada mas comenzar su interrogatorio.

"Sois ese grupo de huerfanitos con los que está obsesionado mi amor, los de la casa encantada en la que vive ese gato gordo..."

No tardan en descubrir que al parecer Jolistina es nada menos que la amante del propio Rolt. Una amante sufrida y poco atendida, a la que su amado utiliza más que otra cosa. Es adicta al Pesh y aparentemente es el propio hijo de Gaedren el que la provee habitualmente de la tóxica sustancia, en gran medida para reforzar el control que tiene sobre su marioneta.

Al parecer, la demente elfa había recibido instrucciones sobre como divertirse alegremente en casa de algunos de los nobles de la ciudad (le dieron una lista). La orden venía acompañada de un monton de chucherias (varitas con horrendos conjuros, diseñados por la propia mente enferma de Lamm). Se le daba carta blanca para hacer con "esos cerdos ricachones" lo que le viniera en gana, con dos salvedades. Debía apresar y conservar cualquier varón varisio joven que mostrase buena salud, y todas la muertes causadas debían parecer fruto de la plaga.

De modo que se coló en la fiesta de los Carowyn e hizo lo que se esperaba, sin dejar a nadie con vida excepto a un joven músico varisio, que reservó para su amorcito. Este se presentó antes del amanecer con dos "hombres cuervo" para llevarse al varisio a la guarida de "esa vaca asquerosa de Andaisin".

Jolistina no tiene capacidad para ocultar sus emociones o morderse la lengua. Una vez completamente derrotada y presa de la abstinencia por la falta de droga, es tremendamente fácil conseguir que hable del amor que siente por Rolt, un amor enfermizo y obsesivo que solo rivaliza con los violentos celos que siente por la misteriosa Andaisin, a la que al parecer su amorcito adora.

Ausio Carowyn

Asegurada la casa, proceden a registrarla con detenimiento, y es de ese modo como encuentran encerrado en una bóveda de la bodega a Ausio Carowyn. Había bajado a por una botella especial de vino cuando empezó la masacre. En un principio intentó subir a por su esposa, una de los muchos invitados convertidos en no-muertos, pero topó con uno de los zombies y corrió a refugiarse, quedándose después encerrado. Los terribles gritos que se escucharon después junto al terror vivido durante toda una noche sin dormir le han dejado profundamente trastornado. Finalmente se ven obligados a reducirle y dejarle dormido para que no contemple el escenario macabro en el que se ha convertido su hogar.

Apenas han subido de nuevo a la planta superior cuando hace una dramática entrada Gûnter. La propia suma sacerdotisa, presa de visiones en el delirio de su fiebre, le ha mandado de vuelta a toda prisa acompañado de la propia Cressida y sus guardaespaldas. Les instan a marchar con rapidez, una comitiva de los Médicos de la Reina se acerca. Cressida se queda atrás para cubrirles mientras que uno de sus guardaespaldas les acompaña para poner a buen recaudo en los cuarteles a la valiosa prisionera. Ausio por su parte es dejado al cuidado de la Casa Jalento.


DEFIENDE A QUIENES TE IMPORTAN

Ya a salvo de nuevo en casa de Zelara, el dispar grupo de héroes descansa (explorar un naufragio y una mansión macabra en un solo día no es poca cosa) y examina sus opciones.

Ahora parece claro que Rolt, los Médicos de la Reina y el culto de Urgathoa, posiblemente comandado por una suma sacerdotisa experta en epidemias, y el propio Velo Carmesí parecen relacionados entre sí. Sin embargo, parecen faltar aún algunas piezas en el puzle y aparentemente va a ser imposible conseguirlas sin entrar en el Hospicio de la Santísima Doncella, el cuartel general desde el que operan los doctores de la plaga, protegidos ahora por decreto real.

Discuten varios cursos de acción, sin que ninguno llegue a convencerles. Hay varias opciones viables teniendo en cuenta la información que han reunido sobre el edificio. Se trata de un antiguo hospicio que servía como reformatorio, con un pasado infame que incluye fugas, malos tratos, muertes no aclaradas y finalmente apariciones espectrales. Debido a dichas apariciones, finalmente fue abandonado y toda la red de alcantarillado inmediatamente inferior quedó completamente sellada. Mas tarde fue adquirido por los Arkona, que lo usaron como almacén para sus negocios de importación (o, por lo que Drogodor ha podido averiguar, más bien de contrabando).

Pero tanto lidiar con los no muertos del alcantarillado como intentar que los Arkona les desvelen los secretos de su antigua propiedad no terminan de ser opciones convincentes. Después de todo, la propia Meliya Arkona parece guardarles rencor tras el arresto de Verik, su primera misión para Cressida.

Meliya Arkona, amante vengativa

Finalmente deciden compartir con Cressida la información reunida y sus propias dudas, poniéndose en camino hacia el Bastión de la Guardia. Allí sin embargo les esperan malas noticias. La Mariscal no ha regresado a los cuarteles a pesar del tiempo transcurrido.

Las pesquisas posteriores tampoco son esperanzadoras. La ultima vez que se la vió acompañaba a los Médicos de la Reina voluntariamente, mientras discutía acaloradamente sobre "hablar con sus superiores". Después de eso, la aguerrida oficial desapareció sin dejar rastro.

Con un renovado sentido de la urgencia, los aventureros se dirigen directamente al Hospicio, dejando de lado cualquier estrategia a largo plazo. Mientras que Rhorcin y Korag deciden echar un vistazo por los tejados para acercarse a los tragaluces de la parte superior del edificio, Gûnter y Drogodor (disfrazado de su monaguillo) piden directamente audiencia, mientras que Umbra se mezcla entre los suplicantes que hacen cola a la puerta, con la apariencia de un mozalbete varisio.

El elfo y el félido solo pueden constatar que el edificio esta lleno de enfermos en camas, atendidos por los médicos de manera dedicada pero mecánica, al tiempo que son custodiados por media docena de doncellas grises que patrullan por unas pasarelas metálicas superiores.

Gûnter y Drogodor consiguen entrevistarse personalmente con el Reiner Davaulus en su propio despacho, que les recibe con cordialidad y comparte con ellos sus preocupaciones. Sigue convencido de que los hombres rata tienen que ver con la creación del velo carmesí y se muestra deseoso de colaborar. Considera que el decreto de Reina es exagerado y contraproducente, ya que ha generado suspicacia entre los templos de la ciudad en un momento en el que tendrían que estar todos trabajando juntos. Finalmente, reconoce haberse entrevistado con Cressida, pero afirma que esta se fue sana y salva, a investigar los indicios sobre la participación de los hombres rata que Davaulus le confió.

Les permite examinar los cuerpos de los fallecidos y revisar sus instalaciones sin dar ningún indicio de tener algo que ocultar. Deciden aprovechar para revisar los cadáveres acumulados en la parte trasera. De la detenida inspección solo sacan dos detalles. Que entre los fallecidos acumulados por docenas no hay ni un solo hombre varisio joven. Y que hay varios muertos exanguinados, con mordeduras en el cuello similares a las que de pasada vieron recientemente en el callejón Ryker.

El intento por colarse como enfermo de Umbra es mucho más productivo y peligroso. Después de acceder al edificio, desaparece por largo rato haciendo que sus compañeros teman lo peor. Hasta que una deflagración resuena en el interior del edificio haciendo que cunda la alarma...