EL TATUADOR
La sombra de El Tatuador cayó directamente sobre Humbra cuando este era solo un niño perdido. Fue El Tatuador quien grabó sobre la piel del mediano, utilizando hierros al rojo, una maldición que dejó su mente fragmentada, condenándolo a una existencia de agonía onírica. Incluso después de que Gaedren fuese ajusticiado, este brujo ha continuado su labor nefanda en las sombras. Los asesinos de la Mantis Roja han recurrido a su talento para llevar a cabo carnicerías, como la masacre de la familia Jalento, demostrando que su maldad está aliada con las fuerzas que amenazan a Korvosa.
El Tatuador ejerce una influencia sigilosa que se extiende como una red oculta a través de diversas capas del crimen organizado, tanto dentro como fuera de Korvosa. Este poderoso conjurador ha demostrado ser un agente crucial para el hampa, no por su propia espada, sino por su habilidad para interferir en los planes del grupo a través de intermediarios que colaboran con él, generalmente impulsados por el miedo o el beneficio personal.
Su influencia queda patente en el hecho de que ha colaborado con los temidos asesinos de la Mantis Roja en la salvaje masacre de la familia Jalento. Además, fue El Tatuador quien contactó con los ulfen (los agentes del Jarl Sven Sangrenegra) y les proporcionó la información necesaria para tender una trampa al grupo, con la intención de acabar con Gûnther Rhâll. Incluso el infame cazarrecompensas félido Dulces Sueños Daharr fue obligado a utilizar su conocimiento sobre los protagonistas como parte de esta conspiración, confirmando que este brujo de los bajos fondos tiene la capacidad de hacer que varios de los peores oponentes hagan causa común contra los héroes.
El Despertar del Gran Soñador
Solo ahora, después de que Humbra ha comenzado a entender las pesadillas que le atormentan, la verdad del Tatuador se ha revelado en toda su terrible dimensión.
La tortura de El Tatuador no era un simple castigo, sino un acto de fe. Las marcas que impuso en Humbra contienen inscripciones en antiguo thassilonico, runas idénticas a las que se han visto brillar en templos olvidados, signos que conectan la magia de la región con la locura cósmica. La maldición de Humbra, manifestada en sueños de "un océano infinito de aguas heladas y negras" bajo un "cielo negro, cuajado de estrellas sin nombre", lo ató sin saberlo a la voluntad de El Gran Soñador, cuya presencia despierta lentamente.
El Tatuador es, por lo tanto, un cultista que utiliza la carne de sus víctimas como lienzos, grabando runas que sirven de anclas para la locura, extendiendo el control de una entidad monstruosa que acecha a Golarion desde su prisión. Sus actos nefandos han sido siempre una forma de honrar a su Señor, un plan que buscaba la destrucción de la cordura y el espíritu mucho antes de que la Reina Ileosa desatara su tiranía.
El Tatuador es una pieza central en el tablero de ajedrez cósmico, un oponente perverso cuya continua existencia amenaza con desatar un horror que supera la propia maldición del Trono Carmesí.



