sábado, 1 de febrero de 2020

La Maldición del Trono Carmesí - 1.5 - Malas calles

Lo primero es lo primero, es necesario deshacerse del botín de Gaedren y convertirlo en dinero con el que, tal y como les recomendó la mariscal Cressida, comprar un equipo decente con el que defender su pellejo... y tener una apariencia decente cuando les consiga audiencia con la reina Ileosa.

Con ese pensamiento en mente Drogodor les guía al barrio viejo, donde espera encontrar un buen perista y al mismo tiempo, recabar información sobre Verik Vankarstein. Sus contactos en el crimen organizado no se han oxidado y pronto dan con el hombre adecuado que solo les pide algo de tiempo para reunir el dinero.

Mientras Umbra y Alberich dieron un paseo por los callejones frecuentados por los mendigos de la zona, entre los que el mediano tiene algunos conocidos. Su plan es localizar el macabro teatro de Execrables Ejemplares, y vender allí por un buen precio la estatuilla de los súcubos. Sin embargo una buena parte del destartalado edificio de ardió durante los disturbios de la noche anterior. Desaparece de momento la oportunidad de encontrar un coleccionista interesado en el arte erótico.

En ambos casos obtienen cierta información, pero son emboscados por los criminales locales. Al parecer, el perista al que acudieron estaba bajo vigilancia de un hampón scazarni local, que se ha interesado por sus idas y venidas. Pero sobretodo, por el curioso botín del que están intentando deshacerse. El nombre de dicho jefe criminal no es otro que Devargo Barbasi, conocido como "El Rey de las Arañas". Un nombre que resulta muy familiar a Drogodor.

Salen airosos de la trifulca tras despachar a los matones varisios. Su único prisionero les confirma algunos de los datos que ya habían obtenido.

Matón varisio
  • Verik parece haber formado una banda de desertores como el que se hacen llamar Los Chicos de la Carne. Al parecer la noche anterior repartieron comida entre los hambrientos y necesitados del Barrio Viejo, dándoselas de verdaderos defensores del pueblo y acusando a Ileosa de traidora.
  • El paradero de la banda de Verik es desconocido, pero al parecer piensan seguir llevando comida a los desfavorecidos.

A pesar de la valiosa información, deciden regresar en los cuarteles. En mitad del combate, un mendigo con pinta de estar medio loco lanzó a los ojos de Rhorcyn un puñado de astillas de cristal y el elfo esta medio ciego. Necesita cuidados clericales para no perder del todo la vista.

La suerte tampoco les acompaña en el regreso a la Ciudadela Volshyenek. Los diablillos, que suelen suponer una plaga a la ciudad por culpa de la academia de magia local, están especialmente inquietos después de los disturbios. Una bandada de ellos intenta asaltarles en una plazoleta y solo la intervención de unos pseudodragones equilibra el combate. Ambas especies se odian a muerte, como pronto comprueban los personajes.

Después de salir airosos del encuentro, una noche de descanso en un sitio seguro se les antoja aún mas apetecible.